miércoles, 15 de junio de 2011

Inmortalidad


Desde los principios de la Historia, en el poema Sumerio de Giglamech, que es en la narración mas antigua que conservamos, se cuentan sus aventuras y la de su amigo en búsqueda de la inmortalidad.
Con el paso de los siglos, el Génesis relata que en los inicios, los hombres habían cambiado la vida eterna o inmortalidad, por el ansia de conocimientos, al comer del árbol de los frutos del bien y del mal.
El hombre fue entonces expulsado del paraíso, y por temor al poder de los hombres, Dios colocó en el Edén como custodia, a un ángel con una espada flamígera, para que el hombre no comiera del árbol de la vida y se convirtiera en un ser inmortal con sabiduría.
Con el conocimiento, a lo largo de la historia, el hombre aprendió a dominar a su propia especie y a construir su personalidad. Al morir, la angustia de no haber hecho nada, lo convenció de que la inmortalidad no se obtiene por derecho propio.
Pero, hubo unos pocos que aprendieron a morir antes de su propia muerte. Lo lograron buscando la luz del conocimiento para el bien de su propia especie. Al morir, se dieron cuenta que sus obras los habían convertido en inmortales.

Cortesia: José Maria Villa
Argentina